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lunes, 28 de marzo de 2016

El sueño del guerrero


Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa. 2 Samuel 11:2 (RVR 1960)
La Biblia nos relata este pasaje referente al Rey David, que cuando era el tiempo de salir a la guerra, de ser el líder que su ejército tanto necesitaba, prefirió seguir disfrutando de las comodidades de su palacio y dormir una reparadora siesta.
Al levantarse, vio una mujer, la deseó en su corazón, la mandó a traer, pecó con ella y de ahí en mas comenzaron a multiplicarse una serie de pecados, incluso llegando al homicidio del esposo de dicha mujer.
Estas desobediencias a Dios, no solo han traído terribles consecuencias para el mismo David, sino también para su pueblo. Como es sabido, las malas decisiones, siempre traen consecuencias, o como lo expresa la Biblia: "la paga del pecado es muerte".
Muchas veces el ocio, constituye una puerta que nosotros mismos abrimos, para que lleguen una cantidad de ataques del enemigo. Las personas con mucho tiempo libre, son mas propensas a comenzar a tener malos pensamientos. Es justamente en los tiempos de ocio, donde comienzan a atacar ideas negativas que nos llevan a la depresión, o bien pensamientos que traen temor, o que quieren llevarte caer en adulterio, fornicación, o deseos de ver pornografía, solo a modo de ejemplo.
Cuantos niños y adolescentes, que al quedar solos en sus casas, por las múltiples ocupaciones de sus padres, terminan viendo e involucrándose en cosas que no les hacen bien.
Otro punto de reflexión acerca de esta historia, es que no debemos tomarnos descanso, cuando es el tiempo de la guerra. No podemos darnos el lujo de dormir una siesta, cuando en realidad debiéramos ponernos la armadura e ir a derrotar a nuestro enemigo.
Nos guste o no, nos encontramos en una guerra desde el punto de vista espiritual, y aunque parezca extraño, muchos cristianos al igual que el Rey David, tienen una actitud pasiva en tiempo de batalla.
Cuantas veces, se descuida la oración, la intimidad y comunión con Dios, haciéndonos cada vez más vulnerables a los ataques del enemigo. El anda como león rugiente buscando a quien devorar. Por lo cual cuando nos confiamos o ni siquiera reconocemos que estamos en medio de una guerra, somos un blanco cada vez mas fácil para sus ataques. En los tiempos de "siesta", quedamos a merced del enemigo, y mas proclives a tomar malas decisiones, de las cuales posteriormente tendremos que lamentar sus consecuencias.
Si te encuentras durmiendo una "siesta espiritual" hoy te animo a que vuelvas a tomar tu posición de guerrero, cúbrete con la armadura del creyente de la que habla Efesios 6:10, fortalécete en oración, vuelve a buscar de Dios como lo hacías en otros tiempos, de tal manera podrás estar seguro de obtener una resonante victoria.


Daniel Zangaro

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